Los conflictos de padres en la adolescencia de sus hijos es una etapa que algunas veces resulta demasiado compleja en la vida de algunos,  y también en motivo de preocupación importante para los padres.

conflctos padre e hijo

Aceptada generalmente como la etapa de transición entre la infancia y la adultez, es en la adolescencia donde se suscitan una serie de cambios importantes a nivel físico, social y emocional.

El joven incrementa su estatura, vive los cambios propios asociados a la pubertad, toma mayor conciencia de su individualidad y empieza a buscar su propia “voz”, su propia identidad.  Es por esta serie de cambios que debe considerarse a la adolescencia un fenómeno biológico, cultural y social.

Es en la adolescencia de los hijos donde muchos padres echamos de menos el hecho de que a la vida se viene sin un manual. Venimos sin una guía que indique cómo manejar las situaciones que en ocasiones nos toca enfrentar con ellos.

¿Por qué la adolescencia puede resultar tan difícil?

En la etapa anterior, la infancia, la vida emocional del niño se afianza y gira en torno, casi exclusivamente,  de la familia y en general, asimila que debe sujeción a la autoridad de los padres.

En la adolescencia, los lazos emocionales cambian de la familia a personas de la misma edad y externas de la familia. 

Si asumimos el hecho de que es en la adolescencia donde el joven transita la búsqueda de su propia identidad, ya tenemos allí el primer conflicto.

Para muchos padres asumir esto, no suele resultar fácil, de hecho a veces parece que nos resulta imposible  caer en cuenta de que nuestro hijo o hija, según el caso, está creciendo. 

Los hijos deben ser tratados distintos conforme a la etapa que esté viviendo, así sea que aún siga bajo la protección del hogar paterno. Es ante este conflicto donde se presenta la famosa “rebeldía del adolescente”.

¿Cómo manejar la rebeldía del adolescente?

Lo primero que es necesario comprender es que no necesariamente el problema es el adolescente. Los padres necesitamos estar conscientes de que los jóvenes están viviendo una etapa en la cual son los primeros que no entienden nada, no saben qué sienten exactamente ni por qué lo sienten.

Nosotros debemos apoyarlos y ayudarlos a transitar ese camino, reconociendo que ya no son infantes a quienes podemos dirigir. Muchas veces los conflictos surgen del empeño de pretender imponer nuestra autoridad para no lidiar con los cambios.

Comprender y aceptar que ya no somos el único centro de la vida emocional del joven es vital, porque nos ayuda centrarnos en nuestro rol de padres, y además, es algo que no podemos ni evitar ni evadir, este es proceso necesario y natural en el desarrollo del joven.

¿Qué posturas saludables como padres, podemos asumir ante la rebeldía del joven?

  • No tomar los gestos de rebeldía de manera personal. Como lo hemos recalcado, comprender que sólo es una etapa donde el joven no tiene idea sobre cómo gestionar lo que siente, nos puede ayudar a no reaccionar de manera emocional.
  • Los adultos somos nosotros. Si el joven actúa de manera irrespetuosa e incluso formando berrinches, nosotros no vamos a reaccionar de la misma manera, mantenernos centrados y ecuánimes nos afianza ante él y ante nosotros mismos.
  • Enfocarnos en que no se trata de convivir con el conflicto, sino que el conflicto se puede solventar, se puede manejar, que si actuamos correctamente, podremos manejar la situación de tal manera que la buena convivencia sea lo que se imponga.
  • Los Padres podemos actuar como gestores, como aquellos quienes toman la iniciativa para solventar la situación, ser los guías, quienes aporten propuestas de solución, no ser parte del problema.
  • No dejar de recordarles a los hijos que se les ama, en esta etapa esas manifestaciones suelen incluso molestarles, pero aun así no significa que no las necesiten. Hay muchas formas de hacerles sentir que se les ama.

Aspectos claves para resolver los conflictos.

Si afrontamos la situación de manera constructiva, esta etapa en la vida de nuestros hijos puede resultar en un proceso de crecimiento y aprendizaje. Insistimos en el hecho de que somos los padres quienes debemos asumir el liderazgo en la construcción de acuerdos para transitar esta etapa.

  • Si en algún momento se disciplinó con castigo físico al niño, ya en la etapa de la adolescencia se debe evitar este tipo de castigo. Ya no es niño que se le puede reprender con un par de nalgadas.
  • Prepararnos para dejar a un lado la necesidad de que se nos obedezca sin derecho a réplica y “porque yo lo digo”. Recordemos en todo momento que ya no es un niño.
  • Gestionando y cultivando la comunicación, esto es importante, procurando espacios y momentos de comunicación franca y abierta.
  • El punto anterior implica que nos dispongamos a escuchar de manera activa, registrando todo lo que él joven diga sinque se sienta juzgado, y así pueda expresarse libremente.
  • No dude en hacer preguntas que le permitan a usted entender lo más claramente posible, lo que pasa por la mente del joven.
  • Procure evitar preguntas, comentarios, o expresiones que el joven pueda interpretar como cuestionamiento o ataque a su postura, usted está allí buscando comprenderle, sólo eso. Aún no es su turno para hablar.
  • Luego de escuchar y analizar lo planteado por el adolescente, viene nuestro turno de plantear nuestro punto de vista, no necesariamente tiene que ser en la misma sesión, entonces de manera calmada, procederemos a plantear nuestra postura.
  • Cuando le hablemos al joven lo invitamos a ser empático, normalmente los niños son empáticos, en él queda esa experiencia, y podemos recordárselo, invitándolo a ponerse en nuestro lugar, para que aprenda a ver desde otras perspectiva.
  • Pero ojo, debemos predicar con el ejemplo, nosotros debemos mostrar empatía poniéndonos en el lugar de él.
  • Le podemos hablar de que hay maneras de solventar las diferencias, que existen tales cosas como resolución de conflictos y que para lograrlo se necesita la participación de las partes en conflicto.
  • Nada de esto implica ser permisivo. En las conversaciones se debe mantener claro que hay una autoridad y que él o ella le deben respeto a usted.
  • La mejor negociación es aquella donde hay un ganar-ganar, donde cada parte cede algo que sea importante para la otra, así que debemos negociar con la conciencia de que al final haremos algunas concesiones.

Aplicando estas pautas o cualquier estrategia de resolución de conflictos sobre la cual podamos investigar, de seguro podremos transformar esta situación desagradable en una aventura de crecimiento personal no sólo para nosotros sino para toda la familia.

Si bien hemos centrado esta nota en el caso de conflictos de rebeldía de los jóvenes hacia los padres, son muchos los tipos de conflictos que se pueden presentar en esta etapa.

Algunos de los conflictos pueden ser: bajo rendimiento escolar, problemas de autoestima del joven, consumo de sustancias dañinas, sexualidad, etc.

Ciertamente, si notamos que la situación nos sobrepasa no dudemos en documentarnos y buscar ayuda profesional.