Se podría pensar que ningún amante de los gatos querría perderse su vida sin ellos. Algunas personas dicen que no se llevan bien con los gatos, mientras que otras tienen una verdadera fobia a los gatos llamada » Ailurofobia«.

Ailurofobia

La ailurofobia describe un miedo profundamente arraigado a los gatos.  Esto hace que la persona que la padece entre en pánico o se sienta ansiosa cada vez que está cerca o piensa en los gatos. Esta fobia también se conoce como felinofobia, gatofobia y elurofobia.

Si alguna vez te ha mordido o arañado un gatito, te sientes nervioso a su alrededor. O tal vez no te gusten los gatos. En cualquier caso, no te esforzarás en interactuar con ellos y no pasarás mucho tiempo cuidándolos.

La ailurofobia es algo más que el miedo o la aversión. Si padeces ailurofobia (miedo a los gatos), probablemente pases mucho tiempo preocupado por los encuentros con gatos y pensando en cómo evitarlos. Esto puede tener un gran impacto en tu vida diaria, incluyendo tu opinión sobre los gatos como mascotas.

¿Qué causa la Ailurofobia?

El miedo a los gatos, al igual que otras fobias a los animales, suele ser inculcado desde una edad temprana por los padres, hermanos y amigos cercanos. Cuando un niño pequeño ve a un padre asustado o a un padre que grita al ver un gatito, entiende que los gatos son un riesgo que hay que evitar.

Algunos niños se ponen nerviosos cuando ven dibujos animados o cintas de gatitos que les asustan. Las fobias también pueden desarrollarse como resultado de lesiones y traumas.

Otro motivo importante de la ailurofobia es que la persona es muy alérgica a los gatos y, por tanto, teme relacionarse con algo a lo cual es alérgica.

Los gatos tienden a gruñir y sisear y a parecer asustados cuando están hinchados. Esto también puede provocar ailurofobia. Además, los gatos han sido demonizados durante generaciones. En el folclore antiguo de muchas civilizaciones, los gatos han sido considerados criaturas malignas y compañeros de las brujas.

Se decía que los gatos negros traían mala suerte. Estos prejuicios contra los gatos también pueden conducir a la ailurofobia, especialmente entre las personas supersticiosas.

¿Cómo se manifiesta la Ailurofobia?

Las fobias pueden manifestarse de diferentes maneras y en distintos grados. Esto significa que no todos los que tienen miedo a los gatos reaccionarán de la misma manera. Sin embargo, estos signos son comunes:

Reacciones emocionales

  • El miedo es tan fuerte que paraliza.
  • Asco o repulsión del gato.
  • Evitan a las personas que tienen gatos por miedo.
  • También suelen enfadarse cuando se dan cuenta de que no se les entiende.

Reacciones cognitivas (pensamiento)

  • Cuando hay un gatito, no pueden pensar en nada más y se centran sólo en él.
  • Las personas con fobia a los gatos sufren paranoia cuando piensan en situaciones cotidianas en las que podría aparecer un gatito. Esto hace que sea doloroso caminar por la calle o entrar en un edificio.
  • El simple maullido de un gatito puede hacer pensar a una persona con ailurofobia que el gatito le está buscando.

Síntomas fisiológicos

  • Ataques de pánico.
  • Dolor en el pecho y dificultad para respirar.
  • Dolores de estómago.
  • Taquicardia, mareos y sudoración.

¿Cómo se trata la ailurofobia?

Que tengas una fobia no significa que tengas que ser tratado. Si los gatos son fáciles de evitar, la fobia no tendrá un gran impacto en tu vida diaria.

Sin embargo, no siempre es posible o deseable evitar el objeto de la fobia. Por ejemplo, puedes haber desarrollado una relación con alguien que tiene un gatito. O tal vez te gusten los gatos pero haya tenido malas experiencias con ellos.

Terapia de exposición

La terapia de exposición se considera el método más eficaz para tratar las fobias. En esta terapia, trabajas con un terapeuta y, muy lentamente, llegas a aceptar lo que temes.

Para deshacerte de la ailurofobia, puedes empezar a ver fotos de gatos. A continuación, ve vídeos de gatos e intenta coger una mascota o un juguete para gatos. A veces, como último paso, sugerimos sentarse junto a un gatito enjaulado y sostenerlo suavemente.

La desensibilización sistémica

Es una forma de terapia de exposición que pretende enseñar al paciente a relajarse para que tu ansiedad sea controlada durante la terapia de exposición.

En algunos casos, estos ejercicios pueden enseñar al paciente a asociar a estas macotas con algún sistema de relajación, en lugar de algo que les provoque estrés y nervios.

Terapia cognitivo-conductual

Si no te sientes cómodo con la terapia de exposición, puedes considerar la terapia cognitivo-conductual (TCC). Esta enseña al paciente a reconocer y reformular los patrones de pensamiento estresantes.

En la TCC para la ailurofobia, seguirás encontrando gatos, pero debes estar bien preparado con estrategias de afrontamiento.

Medicamento

 No hay medicamentos específicamente diseñados para tratar las fobias, pero hay algunos que pueden promover resultados a corto plazo. Estos incluyen:

Betabloqueantes

Los betabloqueantes reducen los signos físicos de la ansiedad, como el aumento del ritmo cardíaco y los mareos. Suelen administrarse antes de que la persona entre en una situación en la que aparezcan signos físicos.

Benzodiacepinas

Son sedantes que reducen la ansiedad. Aunque pueden ser útiles, también conllevan un alto riesgo de dependencia. Los médicos suelen recetarlas solo ocasionalmente o por períodos cortos.

D-Cicloserina (DCS)

Se trata de un fármaco que mejora los buenos resultados de la terapia de exposición. Según una revisión de 2017 de fuentes fiables, la terapia de exposición puede ser más eficaz cuando se complementa con DCS.

Los pacientes a menudo consiguen recibir tratamiento sin DCS u otros fármacos.

Datos interesantes sobre los gatos

Los gatos aman y a los ailurófobos. Los gatos siempre se sienten atraídos por quienes les temen. Esto no se debe a que el gato tenga miedo del ailurófobo y quiera causarle más pavor, como suele pensarse.

Esta atracción magnética proviene del hecho de que a los gatos no les gusta que les miren porque lo perciben como un desafío. Por lo que se sienten atraídos por la única persona de la habitación que no les mira.

Los ailurófobos no miran a los gatos ni intentan abrazarlos. Por ello, el gato se siente cerca de estas desafortunadas personas y va directamente a sus brazos.

Preguntas frecuentes relacionadas con la Ailurofobia

¿Por qué debo hacer el tratamiento?

Los gatos, al igual que los perros, son los animales domésticos más reconocibles. Además, el elevado número de gatos callejeros en las zonas urbanas ha provocado la introducción de gatos en muchas casas.
Son muy imprevisibles y pueden aparecer de la nada. Muchos gatos amistosos del vecindario se acercarán a un extraño e incluso lo perseguirán para acariciarlo. Por lo tanto, si tienes miedo a los gatos, siempre experimentarás estrés y tensión subconsciente.
Tener miedo a ver a los gatos puede traumatizarte, haciendo que te aísles y te encierren en tu casa. Si esto se convierte en una fobia a los gatos, puede resultarte difícil y provocar mantenerse alejados de amigos y familiares, especialmente de aquellos que tienen gatos. Si tienes miedo de un animal omnipresente, tu vida será muy limitada.

¿Cómo puedo calmar un gato asustado?

1. Formas de calmar a un gatito asustado.
2. Mantener siempre la calma.
3. Dale libertad de personalidad.
4. Muévete siempre despacio.
5. Escucha lo que tu gato te dice con el cuerpo y su comportamiento.
6. Utilizar un difusor feliway.
7. Déjalo guiar el camino.
8. Si un gatito pasa por delante de ti, no lo cojas.
10. No sigas al gatito.

¿Cómo me gano la confianza de un gato?

1. Respeta el espacio de tu gato.
2. Observar su lenguaje corporal.
3. Permite que su gato se acerque a ti.
4. Conoce los parámetros de lo que tu gato puede tocar.
5. Dale a tu gatito una oportunidad y respeta su decisión final.
6. Ser predecible.
7. Aprende cómo cada toque puede ser positivo para tu gato.

¿Cuál es el origen de la fobia a los gatos?

El miedo a los gatos puede ser desencadenado por un acontecimiento traumático, como el ataque de un gatito. Pero también es un síntoma con un fuerte componente psicológico. Las fobias específicas suelen aparecer entre los 7 y los 11 años, pero pueden desarrollarse a cualquier edad.
La zoofobia es una de las fobias más comunes. La terapia puede ser útil si el miedo a los gatos impide al niño ejercer una determinada profesión o tiene un impacto negativo en su vida.

Fuentes